
La paella perfecta: el material, el grosor y el tamaño importan más de lo que crees
Tan importante como contar con un quemador potente y preciso es elegir la paella adecuada. En SIDONNIS diseñamos nuestros quemadores de gas pensando en quienes buscan un control total sobre la cocción. Pero ese control solo se materializa si se acompaña de una paella de calidad.
El material de la paella
El material con el que está fabricada la paella influye directamente en la cocción, el sabor y la durabilidad del utensilio.
¿Pulida o esmaltada?
Las paellas de acero pulido son las más tradicionales y las que se han utilizado durante generaciones en toda la cuenca mediterránea. Su principal virtud es su excelente conducción del calor, que permite una cocción rápida y uniforme del arroz. Sin embargo, requieren de ciertos cuidados: al ser propensas a la oxidación, es fundamental secarlas bien después de cada uso y aplicar una ligera capa de aceite para protegerlas.

Por otro lado, las paellas de acero esmaltado han ganado popularidad por su resistencia y facilidad de mantenimiento. La capa de esmalte evita la oxidación, lo que las hace perfectas para un uso frecuente y prolongado. No necesitan ser curadas y son más sencillas de limpiar, aunque hay que evitar golpes bruscos que puedan dañar el esmalte. En un punto intermedio entre la tradición y la practicidad, estas paellas ofrecen una experiencia fiable y duradera.
José Zafra (@pasionporlapaella), hacedor de paellas e investigador de la #culturadearroz, afirma que el acero esmaltado tiene una durabilidad superior a las paellas de acero sin esmaltar, ya que este primero no se oxida y, consecuentemente, no se degrada. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el material (esmalte) irá perdiendo propiedades antiadherentes por el uso, hecho que sucede en todos los productos de sus mismas características. Aún así, el tiempo de uso es mayor que las paellas pulidas.
En el extremo más robusto encontramos las paellas de hierro fundido. Son más pesadas y requieren más tiempo para calentarse, pero su capacidad térmica es excepcional. Esto permite una cocción muy controlada, ideal para arroces que necesitan reposo o se sirven directamente en la mesa. Eso sí, su mantenimiento es más exigente: deben curarse antes del primer uso y conservarse bien engrasadas para evitar el óxido.
En todos los casos, el cuidado de la paella es clave. Lo que muchos llaman “curado” —ese primer tratamiento que protege la superficie— y una limpieza adecuada después de cada uso no solo prolongan la vida útil del utensilio, sino que también mejoran el sabor de cada arroz con el paso del tiempo.
El grosor de la paella
El grosor de la paella es un detalle que, aunque a menudo pasa desapercibido, tiene un impacto directo en el resultado final. Muchas paellas económicas tienen un grosor tan fino que se deforman con el calor. Esto provoca que el fondo no permanezca plano y que el aceite o el caldo se desplacen hacia los bordes, generando zonas de cocción desigual. El arroz que queda en el centro puede acabar más seco o pasado, mientras que el de los bordes podría quedar duro o sin el punto deseado.
Por eso, los cocineros que valoran la precisión en la cocción del arroz suelen optar por paellas de grosor medio o alto, que garantizan una mayor estabilidad estructural incluso a altas temperaturas. Este tipo de paellas permiten mantener una superficie uniforme durante todo el proceso, favoreciendo una distribución homogénea del calor desde el fogón o el quemador de gas. Esto es especialmente importante en los momentos clave, como el sellado inicial del sofrito o el punto en que el caldo comienza a reducir y el arroz debe absorber los sabores sin sobresaltos térmicos.
Además, las paellas más gruesas tienen una mayor inercia térmica, lo que significa que retienen el calor de forma más constante, facilitando un control más fino del fuego, especialmente en exteriores. Este tipo de utensilios responden mejor a los ajustes de temperatura, lo que permite jugar con los tiempos de cocción y buscar ese equilibrio ideal entre grano suelto y socarrat perfecto. En definitiva, invertir en una paella con el grosor adecuado no es un capricho: es una decisión técnica que marca la diferencia entre un arroz correcto y uno verdaderamente memorable.
El tamaño de la paella
Elegir el tamaño adecuado de la paella es, sin duda, una de las decisiones más importantes al cocinar un buen arroz. Aunque muchas veces se subestima este aspecto, lo cierto es que la superficie y distribución del arroz en la sartén influye directamente en la textura, el sabor y el equilibrio entre caldo y evaporación. Una paella demasiado pequeña para la cantidad de arroz que se quiere preparar tiende a concentrar el grano en exceso, lo que dificulta una cocción homogénea. En estas condiciones, el arroz puede cocerse de forma desigual, quedar apelmazado o incluso pastoso, perdiendo esa textura suelta y melosa que tanto se busca. Por el contrario, una paella demasiado grande para la cantidad de arroz utilizada puede provocar el efecto opuesto: el calor se dispersa, el caldo se evapora demasiado rápido y el arroz no tiene tiempo suficiente para absorber todos los sabores. El resultado suele ser un arroz seco, duro y poco ligado.
En los últimos años, se ha popularizado una tendencia moderna que aboga por el arroz muy fino, prácticamente una sola capa que no llega a cubrir toda la base de la paella. Esta técnica busca un socarrat sutil y uniforme, y da como resultado un arroz más concentrado en sabor, con una textura más firme y caramelizada en su base. Visualmente es atractiva, y bien ejecutada, es deliciosa. Sin embargo, requiere una precisión absoluta en el control del fuego y del tiempo: la evaporación del caldo ocurre muy rápido, y unos pocos segundos pueden marcar la diferencia entre un arroz suelto y uno seco o pasado. Aquí es donde entra en juego la importancia de un buen fogón a gas o paellero a gas, que permita regular la potencia con exactitud y mantener una llama estable desde el principio hasta el final.
Por otro lado, las paellas tradicionales, especialmente en la Comunidad Valenciana, acostumbran a tener entre 1 y 2 centímetros de altura de arroz en la sartén. Este estilo más clásico permite una cocción algo más relajada y uniforme, ya que el volumen de arroz retiene el calor de manera distinta, y el caldo necesita más tiempo para reducirse por completo. Cocinar este tipo de paellas requiere también control, pero ofrece más margen para pequeñas variaciones sin comprometer la textura final.
Cualquiera de los dos estilos —moderno y fino o tradicional y más alto— son válidos y deliciosos si se ejecutan bien, pero la clave está en adaptar el tamaño de la paella al número de comensales y al estilo de cocción deseado. No se puede usar la misma sartén para cocinar arroz para dos personas que para ocho. En ese sentido, contar con un quemador a gas versátil como SIDONNIS, capaz de adaptarse a paellas de hasta 70 cm y ofrecer calor uniforme, permite experimentar con diferentes tamaños y estilos sin renunciar al control ni a la precisión. Porque, al final, cocinar un arroz excelente empieza por respetar las proporciones y entender que cada elección —incluido el tamaño de la paella— cambia por completo la experiencia final en el plato.
Nuestros paelleros SIDONNIS están diseñados para adaptarse a paellas de 25 a 70 cm de diámetro, ofreciendo una llama uniforme y regulable gracias a sus dos aros de fuego independientes.
Un consejo esencial: gas butano, nuestro combustible ideal
Los quemadores de gas SIDONNIS están optimizados para gas butano, una fuente de energía eficiente, fácilmente controlable y perfecta para cocinar al aire libre o en entornos domésticos. Su combinación con una buena paella garantiza estabilidad térmica y resultados perfectos.
En el arte de cocinar un buen arroz, cada detalle cuenta. La elección del material, el grosor y el tamaño de la paella son decisiones que marcan la diferencia entre un plato correcto y una experiencia inolvidable. Y, por supuesto, contar con un paellero potente, estable y versátil como el de SIDONNIS es esencial para lograr ese equilibrio perfecto entre sabor, textura y tradición. Porque no se trata solo de cocinar, sino de crear momentos alrededor del fuego.